martes, 9 de agosto de 2016

Molo!

Pues la apoteosis final antes de la aventura pasaba por llegar! A las 5AM nos despertamos en Nairobi, en casa de Patrick, ya con la compañía de otra voluntaria de Cáceres, Sara, que había llegado a las 3AM porque su vuelo se retrasó 4h. Así pues, el viaje hasta el Orfanato fue de la siguiente manera. Nos llevaron a nosotros y nuestros maletones en coche hasta la parada de autobús (a partir de ahora Matatu, que vienen a ser furgonetas destartaladas de unas 14 personas aprox.) Durante la mañana de Nairobi, en la oscuridad vamos traspasando carriles, carreteras con mil baches y esquivando los cientos de peatones que como hormigas aparecían delante del coche. Una multitud de gente que antes de que amanezca ya se mueve con sus bolsas, sus carros y su prisa. Me sorprendió lo viva que estaba antes de que saliera el sol, y obviamente sin alumbrado público. Llegamos a la estación de Matatu, que viene a ser un lugar donde hay muchas furgonetas aparcadas, y nos metemos en uno, y como pueden a nuestras maletas, distribuidas en varios matatus, también. Tras 3 horas de carretera, me olvidé decir que a la inglesa, por la izquierda y volante a la derecha, en un viaje de los que estarías grabando todo el rato lo que ves a los lados, llegamos a Nakuru, donde nos esperaba 'Yil' (así pronunciado, ni idea de escribirlo) que era una amiga de Lucy, de Chazon, que nos ayudaría en el cambio de Matatu de Nakuru a Molo. Muy amablemente nos llevó a otra estación, pagamos un tuc-tuc para recorrer los 200mts que nos separaban pero que nos resultaba imposible con las maletas. Una vez ya distribuidas las maletas y nuestros cuerpos en el nuevo Matatu, tuvimos que esperar casi una hora hasta llenar las 14 plazas. Los tiempos y paciencia en Kenia parece que hay que desarrollarlos con otra mentalidad. Tras unas 200 personas ofreciéndonos todo tipo de comida, artilugio o cachivache por las ventanas, el matutu arranca y pasamos una hora dando botes y tratando de cabecear algo, por caminos de barro y carreteras semiasfaltadas. Llegamos en hora y algo a Molo. Nos sueltan en algo así como una calle, donde se supone que nos vienen a buscar. Viene una blanquita ('musungu' para todos!) otra Sara, ésta de Zaragoza, que nos dice de dejar las maletas en una especie de cabina y nos dirije a negociar con unos motoristas el precio hasta el Orfanato. Hablamos de 50 Chelines. 0,5€ al cambio fácil mental en Euros. Entre 2 (o incluso 3) por moto. Asi, al fin, tras aproximadamente 45h desde que salí de casa, habíamos llegado al destino.
La recepción impresionante de los veintipico niños que se aprenden nuestros nombres en nada. La presentacion al resto de voluntarios, todos españoles, y el día lluvioso y frío nos tiene hasta la tarde entretenidos. Un poco caótico todo, los primeros momentos algo descolocados, nos dan un plato de arroz con algo de verdura. Nos cuentan un poco como será el desarrollo de los días y así fue. Por las mañanas unos van a la escuela, al ser vacaciones sólo hay 2 clases activas, pero siempre se puede hacer algo. Otros irán al orfanato a estar con los internos y hacer algún tipo de dinámica para que tengan cierta organización. Otros hacen visitas. Las visitas consisten en ir a ver a algunos alumnos de la escuela a sus propias casas, donde viven la realidad del día a día... Y como empiezo a extenderme y creo que con esto ya empezáis a haceros una idea.. a partir de ahora os contaré mi día a día... Pero también os contaré el día a día de los pequeños que corretean con una sonrisa de oreja a oreja gritando 'andrrrrés' y subiéndose a mis hombros como si nos conociéramos de toda la vida. Voy a descansar. Mañana a las 8h nos despertaremos para ir al orfanato. Este blog ya lleva un día de retraso.